Abonos para las plantas los hay de muchos tipos. Aunque pensemos que con sol y agua pueden crecer, las plantas requieren de algo más para dar lo mejor de ellas. Los abonos son necesarios cada cierto tiempo, dependiendo de la planta que sea y de la tierra en la que se encuentre. En este artículo vamos a ver los principales tipos de abonos y cuáles son sus características.
Hay diferentes clasificaciones en función de aspectos como la forma de absorción, su origen o sus nutrientes. De todas ellas, la más común es la distinción en función de su origen.
Los abonos de origen orgánico son los que proceden de restos vegetales o de excrementos de animales. Son los que se utilizan en agricultura ecológica. Están compuestos por materias primas naturales al 100%. Algunos de estos son los siguientes:
Hay otros restos orgánicos que también se pueden usar como abono. Paja, huesos, restos de cosechas, ácidos húmicos y ácidos fúlvicos (extractos húmicos) o cuernos triturados son algunos ejemplos.
Los de origen inorgánico o químico tienen su origen en sustancias minerales. Su principal característica es que solo aporta nutrientes al suelo. Su acción es muy rápida y se dosifican fácilmente. Muchas veces resultan contaminantes, al ser arrastrados fácilmente por el agua y terminar en ríos o lagos. Los principales minerales que componen este tipo de abonos son: nitrógeno, fósforo, calcio y potasio. Se encuentran en forma de bolitas, gránulos, polvo o incluso en estado líquido.
Los abonos orgánico-minerales suponen la combinación química de los anteriores. Aunque no son tan ecológicos como los primeros, consiguen agrupar beneficios de ambos. Si quieres más información sobre abonos, acércate a Viveros El Lago y pregunta a nuestro personal. ¡Te esperamos!